La quiropráctica y los síntomas

La gente busca ayuda de un quiropráctico, de un médico, de un acupunturista, etc. cuando se siente mal: cuando hay dolores, molestias y esto no les permite realizar otras actividades. Algunos síntomas pueden ser: dolor de espalda, dolores de cabeza, mareos, cólicos, fatiga, etc.  Es muy importante entender qué son los síntomas.

Cuando escondemos un síntoma, por ejemplo: nos tomamos un antiinflamatorio para quitarnos un dolor de espalda, es probable que el dolor disminuya pero no estamos arreglando la causa del problema. Eso puede causar que aunque no tengamos dolor el problema continúe y más adelante sea un problema mayor, más difícil y más tardado de arreglar. Por eso siempre tenemos que recordar que son el lenguaje que utiliza el cuerpo para avisarnos que existe un problema. Si aprendemos a escuchar ese lenguaje podemos aprender qué actividades debemos hacer o cuáles nos lastiman, qué alimentos nos hacen daño y cuáles debemos de consumir mas seguido,  de esta manera podemos jugar un papel más activo en nuestra salud.

Si una persona tiene un dolor de cabeza que se repite frecuentemente y la causa de ese dolor es que esa persona no desayuna, solamente desayunando se podrá arreglar ese problema de raíz. Si en lugar de desayunar esa persona toma aspirina el problema de esa persona se puede complicar ya que primero dicha persona va a tener un déficit nutricional que le va a afectar negativamente en todas las funciones que su cuerpo realice; segundo, el uso frecuente de aspirinas puede irritarle el estómago causándole gastritis.

Puede haber otra persona que tenga los mismos dolores de cabeza pero causados por una subluxación vertebral que irrite nervios de la cabeza. Nuevamente, aunque tome analgésicos, antiinflamatorios, relajantes musculares, etc… el problema no se va a resolver de raíz, no hasta que acuda con un quiropráctico que ajuste esa subluxación vertebral. Algunas subluxaciones vertebrales al irritar el sistema nervioso provocan síntomas como: dolor de cuello, de espalda, de cabeza, mareos,  en brazos, en piernas, rodillas, cólicos menstruales, insomnio, inflamación abdominal, estreñimiento, entre otros. 

Así como hay condiciones como la diabetes, la hipertensión, algunos tipos de cáncer, que muchas veces no causan síntomas(pero no atenderlas suponen graves problemas para la salud) también ocurre que existen subluxaciones vertebrales que no causen síntomas. Esperar a tener síntomas es tomar un rol reactivo en la salud y cuando esperamos a tener síntomas nuestro cuerpo ya está alejado de un funcionamiento correcto y de un estado de bienestar completo. Revisar la columna vertebral antes de sentirla mal es como ir al dentista antes de que una muela esté picada, es como llevar el coche al mecánico para un cambio de aceite antes de que el motor se rompa. No esperes a estar mal… ¡juega un papel activo en tu salud!

Los síntomas son la manera con la que el cuerpo nos dice que algo está mal. Imaginemos que, sin querer, apoyamos la mano en la sartén caliente- si no fuera por el dolor no quitaríamos la mano rápido y el daño sería muy grave: una quemadura que deje inservible la mano de por vida. 

Es así como el dolor tiene una función y es avisarnos que debemos quitar la mano antes de que el daño sea grave y permanente. Por lo tanto los síntomas no son el problema, son la respuesta (el efecto) de uno y por eso debemos buscar la causa de ese problema.